Capítulo 2. El segundo día


Despertó al día siguiente con un terrible dolor de cabeza. Se acordó de su última resaca, cuando celebró su reciente compromiso con Verne. Se incorporó del lecho, la imagen del rostro de su novio cubierto de sangre, ocupaba sus pensamientos. Notó la presencia, al fondo de la larga estancia, de dos personas con batas blancas que observaban un cuerpo desnudo e inmóvil...
El cuerpo desnudo era de Verner que se encontraba en una cama de un hospital de la zona. Las heridas que sufría eran de consideración, aparte de que había perdido mucha sangre ,pero los médicos que le atendían tenían confianza en que se pondría bien, según le dijeron a Érica, que se había acercado para preguntarle como se encontraba el paciente .Uno de los médicos se llamaba Sergio y el otro Jaime (el más joven).Se les veía optimistas ,debido posiblemente a que esperaban la mejoría del paciente o ¿vaya usted a saber cuál era la causa de su optimismo?, igual dejaron aparcados sus problemas y sus malas uvas antes de empezar a trabajar.

Sergio, el médico jefe del puesto avanzado donde se encontraban, se dirigió a Érika,
- El escáner y las radiografías nos indican que no presenta lesiones internas importantes.En principio, solo tiene heridas externas que hemos curado y una conmoción, de la que esperamos se recupere pronto.
Érika notó algo raro en la expresión del médico que la hizo dudar, y preguntó,
- ¿Pero, cuándo estará bien del todo?
- Bueno, creo que pronto recuperara la consciencia. A falta del resultado de los análisis, lo que único que nos parece extraño son unas manchas en la piel de su espalda, que no sabemos a que se deben exactamente.
- ¡Manchas!, ¿Qué manchas?, ¿Por qué?...
- Verdaderamente no sé qué decirle. Hasta ahora nunca había visto algo tan desconcertante....
Érica, en un estado de nerviosismo creciente, increpa al médico,
- ¿PERO DOCTOR, NO SABE A QUE SE DEBE?.
- RELÁJESE señorita, la medicina no tiene respuestas para todo, menos aún en este caso, pues esas manchas son algo inexplicable de momento, y su origen es un misterio...

Las horas transcurrían lentamente, mientras Érica sentada junto a la camilla contemplaba el rostro inexpresivo de Verne.
De pronto, se le hizo presente la imagen de su amplia sonrisa, el día que se vieron por primera vez, cuando coincidieron delante de la maquina del café, en el pasillo de la redacción.
Esto le produjo un nuevo sentimiento de culpabilidad, pues se veía como la causante de su actual estado.
Un sonido familiar llamo su atención, sacándola de su ensimismamiento. Era el móvil de Verne, vio la mochila situada debajo de la camilla, donde la habían dejado los soldados que los rescataron.
Al mirar la pantalla se dio cuenta que era su jefe de redacción,
-Hola Matius, que tal.
-¿Eres tú, Érica?.
-Si soy yo.
-¿Y Verne?Me enterado por Tony, nuestro corresponsal, a través de un email, que se ha producido un atentado en la zona.
-Si, y por desgracia nos ha cogido muy de cerca la explosión. Yo estoy bien, pero Verne no está bien. Está inconsciente, pero según el médico fuera de peligro, aunque no estoy tan segura.
-¿Qué puedo hacer para ayudaros?¿Quieres que envíe a alguien?
-Por ahora no lo creo necesario .Espero que Verne se recupere pronto y podamos salir de esta. Te agradecería que te pusieses en contacto con Abelardo y le informes de nuestra situación.

Después de esta llamada de su jefe, Érica decidió que era el momento de ponerse en marcha y reanudar la misión por la que se encontraban allí.
Habló con los médicos que atendían a Verne y tras estos asegurarle que aún tenía que permanecer hospitalizado unos cuantos días y valoradas las heridas de ella, que eran de menor importancia, algunos rasguños y moratones, llamó a Tony y salió del hospital con la esperanza de empezar a encontrar respuestas a lo sucedido, y sobre todo, adivinar el origen de aquellas manchas. Estaba claro que tenían que ser producto de la explosión, pero qué material las pudo haber provocado. Esta pregunta la recomía por ser su novio quien estuviese afectado, pero al mismo tiempo se sentía animada a seguir investigando. Cuando desde la redacción del periódico los enviaron allí, no sólo fue para cubrir el conflicto, sino para desenmascarar al ejército local de Yemen al que se le acusaba de utilizar armas nucleares. Las autoridades lo negaban pero cada vez eran más los heridos que presentaban marcas indescifrables para los médicos del hospital de campaña, y ahora su novio las presentaba también. Con la mente puesta en estas ideas se dirigió con paso ligero a la dirección que Tony le había dado para encontrarse.

Werner ha salido del hospital acompañado por Érica. En todo este tiempo no hemos tenido noticias de ellos. Estaba previsto que hoy fuera dado de alta a primera hora de la mañana, pero la salida se ha retrasado hasta medio día, debido a los inevitables problemas burocrático. Una vez que han abandonado las instalaciones sanitarias han accedido a los servicios de un taxi que los ha llevado al hotel donde se hospedan provisionalmente.
El hotel, de categoría 3 estrellas,  situado cerca de una frondosa plaza ha sido renovado en el 2009, no es muy grande, pues tiene 42 habitaciones.
A partir de ahora han de tener un mayor cuidado con sus cuerpos, aunque el hecho de que desarrollen su trabajo en esa zona tan peligrosa, hace que su integridad física será más cuestión de suerte que de atención.
A la mañana siguiente sobre la 8:30 h desayunan en el buffet del hotel, al terminar parten juntos para iniciar  la rutina diaria.  Érica había seguido trabajando, aunque no de manera regular, debido a las visitas a Werner y las conversaciones con el médico.

Érika no pudo averiguar a que se debían exactamente esas manchas que su novio tenía, pero como lo veía mucho mejor de salud, decidió no darle más importancia, aunque sospechaba que el médico ocultaba algo, algo que quizás estuviera relacionado con algún tipo de sustancia desprendida en la explosión.
Esperaba que el manuscrito que Tony le había entregado sobre técnicas y métodos terroristas
le sirviera para averiguarlo, pero no había sido de mucha ayuda. Estaba dispuesta a contactar con algún terrorista, si era necesario, para saber de que se trataba, en el fondo temía que también Ella pudiese verse afectada.

Al llegar la tarde, intentaba relajarse de las tensiones sufridas en los últimos días, sentada en el borde del muro de la terraza, acercaba despacio sus labios, al borde de la taza del humeante y sabroso te.
Contemplaba, con sus ojos verdes, como la declinante bola naranja desaparecía tras el perfil de las montañas, esparciendo su fulgor y convirtiendo las onduladas dunas en un hermoso mar dorado.
De pronto el sonido del su móvil la devuelve a la realidad. Mira la pantalla, y se cuenta en seguida que aquel número era desconocido. Duda si contestar, pero al fin se decide.
- Sí, ¿quien llama?
- ¿Señorita Érika?...
- Si, soy yo, ¿quién es usted?
- Soy el doctor Sergio, el médico que les atendió en la base. En estos momentos no puedo hablar con total confianza. No me fió de las comunicaciones.
Pero me gustaría que nos viésemos para poder hablar con calma.
- ¿Hablar de qué?.
- Quisiera informarle de algunos detalles sobre la enfermedad, si se puede llamar así, que sufre su compañero .No puedo decirle más por ahora, espero que entienda mi posición .Cuando esté dispuesta a reunirse conmigo avíseme, pero no use el teléfono.Hasta pronto espero.

Verner llegó al hotel ya de noche, entró en la habitación que compartía con Érika, la saludó con un beso en la mejilla y le preguntó
-¿Qué tal el día?
-Bien, algo misterioso...
-¿Qué quieres decir?
-Me acaba de llamar el médico, dice que tiene información sobre tu enfermedad, pero que no podía revelarme más por teléfono. No sé. Creo que pasa algo raro y no quieren que se sepa.
-¿Qué puede ser? ¿Quienes, no quieren que se sepa?
-No lo sé. Quizás el gobierno de este país. Tal vez, los militares que operan en esta zona.
-Esto se está convirtiendo en una pesadilla. ¿No será mejor marcharnos de aquí lo antes posible?
-Imposible, tengo que cumplir con el contrato, si abandono, me echaran del periódico. Ya verás que pronto sabremos de que se trata todo esto. Me entrevistaré con el médico y le sacaré la información necesaria.
-Tú siempre tan optimista. He hecho un reportaje fotográfico de la zona, incluidas las instalaciones militares. Existen unas dependencias a las que no me permitieron acceder. Mañana intentaré colarme de alguna manera, sospecho que ahí ocultan algo.

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